LA REVOLUCIÓN ES FEMINISTA

En Cuerpos Sin-Vergüenzas continuamos nuestro especial del mes de marzo, reconstruyendo hitos de la consolidación del movimiento de mujeres y feminista de Nicaragua.

En esta ocasión homenajeamos el legado de Silvia Carrasco a través de una de sus entrañables amigas, Alina Guerrero, quien compartió sobre el tema que más ocupó a Silvia: la violencia hacia las mujeres.

En cabina nos acompañó Lola Ocón Núñez, feminista de larga trayectoria en el país, quien nos relató momentos claves de la organización autónoma de los movimientos de mujeres y feministas, así como los momentos de crisis.

La revolución nos dejó una impronta feminista

Lola reconoce como la primera ola del feminismo en Nicaragua a las sufragistas que integraron la alianza liberal por el derecho al voto y a la segunda ola la ubica con el proyecto de la revolución, donde las mujeres se organizaron en diversos espacios como AMPRONAC y AMNLAE.

Cuenta que la revolución dejó una “impronta feminista”, marcada por la guerra y el dolor. Lola describe que desde estos movimientos de mujeres comenzaron a cuestionar la neutralidad e injusticias de género en la revolución y también destaca que la llegada al país de feministas de otras naciones aportó mucho a la noción de autonomía, mencionando que “ser feminista traspasa fronteras”.

LolaEditada

Qué significó la derrota del FSLN para nosotras

Lola detalla que la derrota del proyecto revolucionario “nos hizo tomar la lucha de otra manera”. En este período la cooperación internacional destina recursos para apoyar diversos centros de mujeres que desde la investigación, acompañamiento a mujeres víctimas de violencia, abordaje de derechos sexuales y reproductivos, contribuyeron a la consolidación de la agenda feminista en Nicaragua.

Puntea que encontrarnos después de la derrota del FSLN significó “encontrarnos para hablar desde el gozo y la esperanza, era ver la Revolución en nuestras propias vidas, en otras dimensiones”, recalcando luchas como el transgredir las normas, la no violencia y cuestionar maternidad obligatoria.

Señala que hubo oportunidades de proyección a nivel internacional como la Conferencia Mundial en Viena en 1993 donde se reivindicó que los derechos de las mujeres también son derechos humanos y que les dejó articulaciones regionales para nutrir estrategias de trabajo.

Las crisis contribuyeron a crecer

Lola comenta que en el año 2000 comienzan años de crisis. Agencias de cooperación internacional destinan menos presupuestos para el trabajo con mujeres en Nicaragua. En esta época subraya que incursionan en otros feminismos, más allá del urbano, profesional, adulto y se abre el debate en torno al feminismo negro, joven, diverso, a profundizar en otras opresiones, fortalecer alianzas entre mujeres.

Hoy las circunstancias son más difíciles”, comenta Lola. Expone que el neoliberalismo, la expansión de transnacionales, el extractivismo, fundamentalismos religiosos, colocan a las mujeres en situaciones más vulnerables de violación a sus derechos humanos. Insta a retomar el estudio desde el análisis dialéctico feminista, encontrar respuestas desde la espiritualidad feminista para “poder vernos desde otras aristas con otras personas”.

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