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Estamos en mayo y el comercio nos recuerda que ya comenzó el mes de la madre. De espaldas a la crisis que vive el país, nos invitan a comprar el “mejor regalo para mamá”, como si ello fuese la principal prueba de amor que hijas e hijos pueden entregar a sus madres, provocando con semejante presión no pocas frustraciones. ¿Y si estamos en el desempleo? ¿Y si solo ganamos el salario básico? ¿Y si tenemos otras urgencias, como comprar la comida que cada día esta más cara?

En todo caso, no será desde el marketing y la publicidad que lograremos hablar de lo que significa la maternidad en la vida de las mujeres, sino desde una recuperación sincera de sus experiencias que como ya hemos dicho en otras ocasiones, está plagada de claroscuros.

Desde el momento en que una mujer por voluntad propia o por presión social se embarca en un proyecto de maternidad, está segura que su vida cambiará de manera radical. Dichos cambios pueden ser más o menos difíciles teniendo en cuenta diversos factores que incluyen aspectos tales como la edad, los niveles de educación, los recursos de que dispone, la existencia de redes de apoyo entre muchos otros factores.

Tomando en cuenta la creciente realidad de la migración de nicaragüenses, en este podcast conversaremos sobre las mujeres que son madres y que deciden migrar en busca de alternativas laborales que les permitan satisfacer las necesidades básicas de sus dependientes y también, de las mujeres que se quedan al cuidado de sus hijos e hijas.

Las madres migrantes son conscientes de las consecuencias que la separación trae en términos emocionales, sin embargo, como en muchos otros ámbitos de la vida, se ven obligadas a elegir entre la estabilidad que proporcionar la convivencia cotidiana y el bienestar presente y futuro de sus hijos e hijas.

En esa disyuntiva las mujeres que migran depositan en otras mujeres generalmente de la familia las tareas de cuidado de sus hijas e hijos, a la vez que cuidan de hijos de mujeres/parejas en los países de recepción.

¿De qué manera se organizan los sistemas de cuidado en que participan las mujeres que migran y quienes se quedan? ¿Qué implicaciones tiene para ambas estos cambios drásticos en sus vidas? ¿Existen otras opciones en países como Nicaragua donde la mayoría de la población está desempleada o gana salarios mínimos que nos permiten comprar ni la mitad de la canasta básica ¿Como cambian los significados y las prácticas de la maternidad en tiempos de migración? De eso vamos a hablar.

En este podcast hablaremos sobre el lesbianismo, una palabra que ha sido ocultada, silenciada, despreciada, innombrada, con el fin de negar lo que todo el mundo sabe: que, desde el inicio de los tiempos, hay mujeres que desean a otras mujeres, que se enamoran, que hacen vida de pareja, que en muchos casos quieren formar una familia.

Desde el 2008 y como iniciativa de colectivos de lesbianas, en diferentes partes del mundo se conmemora el 26 de abril como día de la Visibilidad Lésbica con el objetivo de contrarrestar los discursos de odio y la discriminación que sufren las mujeres lesbianas y afirmar su derecho a vivir fuera de los mandatos heterosexuales.

Este día también conmemoramos la fuerza de aquellas lesbianas que en el pasado y en la actualidad han desafiado los sistemas de vigilancia y de castigo, dando enormes contribuciones en este afán de recuperación de nuestros cuerpos para nosotras mismas.

En la mayoría de países centroamericanos si bien las relaciones entre personas del mismo género no están penalizadas, prevalece múltiples formas de discriminación que operan tanto en la vida cotidiana como en las políticas públicas.

En Nicaragua, el código de familia aprobado en el 2013 excluye a lesbianas y homosexuales quienes no cuentan con el reconocimiento del Estado, profundizando de esta manera la exclusión. Así mismo, prestadores de servicios públicos de salud no cuentan con educación sexual necesaria para comprender y atender las necesidades específicas de las lesbianas.

En escuelas prevalece el acoso, la estigmatización, las burlas y el menosprecio a las adolescentes y jóvenes que se reconocen o que se presumen, son lesbianas. Estos prejuicios se reproducen ante la ausencia de programas de educación sexual que eduquen tanto a docentes como estudiantes en el reconocimiento de la diversidad de experiencias y posibilidades en el ámbito de la sexualidad

El Observatorio de violaciones a derechos humanos de personas LGBTIQ+ que realiza La Corriente reportó entre 2021 y lo que va del año 2023, 17 actos de discriminación incluyendo acoso laboral y violencia sexual cometidos en contra de mujeres lesbianas. Estos hechos cotidianos que en la mayoría de los casos no son denunciados, ocurren tanto en el seno de las familias, como en otros espacios de socialización.

Reconocer el derecho de todas las mujeres a elegir como quieren vivir su sexualidad es un indicador de sociedades democráticas, inclusivas, abiertas a la diversidad de experiencias y posibilidades. Por ello seguiremos luchando para erradicar todas las formas de discriminación hacia las lesbianas.

A veces resulta increíble que haya transcurrido cinco años desde aquel abril que no solo reabrió viejas heridas de la sociedad nicaragüense, sino que nos regresó la esperanza y la fuerza para trabajar por las transformaciones democráticas que nos merecemos. Abril tiene muchos significados: es dolor, pérdidas, rupturas, pero también es rebeldía, esperanza, encuentro, diálogo, conciencia colectiva.

A pesar de la impunidad con que actúa la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo que ha convertido a todos los poderes de estado en súbditos y rehenes y barrido con todas las formas de organización de la sociedad civil, el exilio nicaragüense que es diverso y plural, ha logrado sortear toda clase de obstáculos para continuar denunciando la violación de derechos humanos y organizando la resistencia.

Para las activistas feministas el exilio ha significado un proceso acelerado de reorganización de la vida cotidiana, búsqueda de fuentes de sobrevivencia y reconstrucción de nuevas formas de organización de la acción colectiva.

En este podcast conversaremos con activistas jóvenes nicaragüenses en el exilio como parte de la apuesta que CSV tiene con la memoria colectiva del movimiento feminista nicaragüense, actor imprescindible en la lucha contra las dictaduras a lo largo de la historia de Nicaragua.

Beatriz fue una joven salvadoreña que vivía en una comunidad del sureste de El Salvador a quien el
Estado le negó un aborto terapéutico. Dos años antes había enfrentado un embarazo de alto riesgo
como consecuencia del lupus eritematoso y anemia. Luego el parto se complicó debido a una
preeclampsia.

Cuando quedó embarazada por segunda vez especialistas advirtieron a Beatriz que corría riesgo de
morir, por lo que ella presentó una demanda de amparo ante la Sala Constitucional de la Corte de
Justicia para que le permitieran un aborto terapéutico, en un país donde el aborto está totalmente
penalizado.

Beatriz estuvo hospitalizada durante 81 días hasta que le practicaron una cesárea a las 26 semanas
de embarazo, aun a sabiendas que el feto era anencefálico, es decir, sin ninguna posibilidad de vida
extrauterina.

Diez años después de que el Estado salvadoreño negara a Beatriz un aborto, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos sesiono los días 22 y 23 de marzo en San José, Costa Rica,
para evaluar «la responsabilidad internacional de El Salvador por la violación de los derechos a la
vida, integridad personal, garantías judiciales, vida privada, igualdad ante la ley, protección judicial y
derecho a la salud» de Beatriz.

En este podcast conversaremos con Morena Herrera, de la Agrupación Ciudadana por la
Despenalización del Aborto en el Salvador, sobre los resultados de esta sesión y las implicaciones
que la sentencio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene sobre los derechos
reproductivos de las mujeres en la región.

El 8 de marzo, un día para conmemorar la historia de lucha de las mujeres que en todo el mundo
denuncian al patriarcado y exigen el fin de la violencia machista que se ha cobrado millones de
víctimas. Es un día para afirmar nuestro compromiso con la libertad de todas las mujeres, en
todos los ámbitos de la vida, empezando por sus propios cuerpos.

En Nicaragua, las mujeres hemos conmemorado el 8 de marzo en medio de una creciente
represión que incluye la más absoluta prohibición a cualquier manifestación pública desde el año
2018, el cierre de más de 200 organizaciones de mujeres/feministas, el encarcelamiento de
decenas de mujeres por denunciar la violación de derechos humanos, el destierro y exilio de más
de 170 activistas y la desnacionalización de más de 20 mujeres comprometidas con la
democracia.

En esta pobre Nicaragua miles de niñas y adolescentes son obligadas a cargar con el peso del
abuso sexual y embarazos forzados; decenas de mujeres son víctimas de femicidio, miles de
mujeres se ven obligadas al exilio agobiadas por la pobreza y la violencia, miles de mujeres
cargan con el peso de la sobrevivencia ante la ausencia de políticas de cuidado por parte del
Estado.

Por quinto año consecutivo las mujeres nicaragüenses no podremos salir a las calles para hacer
visible la existencia de un amplio movimiento que reclama justicia e igualdad, pero una vez más
hemos encontrado nuevas formas para expresarnos, porque para las feministas el silencio frente
a tantos abusos, no es una opción.

Este podcast de Cuerpos Sin Vergüenzas es un homenaje a todas las mujeres que a pesar de
tantos obstáculos continuando actuando juntas para reparar los daños que dejan las dictaduras y
todos los poderes que niegan derechos a las mujeres.

Es también una forma de agradecer a todas las mujeres que, desde sus lugares cotidianos, sus
hogares, sus redes, sus centros de trabajo, sus creaciones artísticas, sus sexualidades, sus
expresiones de género, sus redes de activismo, nos recuerdan que los cambios apuntalados por el
feminismo son imparables.

La maternidad como mandato asociado al embarazo, es uno de los rasgos fundantes de las sociedades occidentales junto a la imposición de modelos nucleares de familia, que en muchas sociedades, resquebrajaron las dinámicas de familias extendidas en estrecha conexión con las redes comunitarias para la reproducción y el cuidado.

A través de una determinada ideología de la maternidad, se garantiza que todas las mujeres nos dispongamos a cumplir este mandato, que como sabemos está rodeado de potentes discursos que subliman esta función social.

Los medios de comunicación y la publicidad comercial por intereses más mercantiles que amorosos, reproducen casi de manera inercial, mensajes emotivos para lograr que la gente consuma en honor a las madrecitas.

Acercándonos a la celebración del 30 de mayo, día de las madres nicaragüenses, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con María Teresa Blandón, directora del Programa Feminista La Corriente y activista del Movimiento Feminista de Nicaragua, quien compartió algunas reflexiones feministas en torno a la maternidad, tal y como se realiza en sociedades atravesadas por profundas desigualdades.

María Teresa Blandón

María Teresa Blandón

La maternidad tiene muchos claroscuros  

María Teresa explicó que el discurso de la maternidad como realización absoluta de las mujeres, es sustentado por las iglesias que erigen como modelo ideal, la maternidad de María virgen, la madre de Dios.

Este modelo idealizado sirve como forma de medición de las maternidades que llevan a cabo las mujeres de carne y hueso. No obstante, para María Teresa, existe una gran brecha entre el ideal de la maternidad y lo que sucede concretamente en la realidad “las mujeres se enfrentan a muchos conflictos, ambivalencias (…) la maternidad tiene muchos claroscuros”.

María Teresa es enfática en decir que “la maternidad no tiene que seguir siendo vista como un hecho biológico, sino como una función social”, y en este sentido tiene que ser debatida. Sostiene que es necesario reconocer que “la reproducción y el cuidado son una responsabilidad de toda la sociedad y no debería de recaer únicamente las mujeres”.

Sobre el denominado instinto maternal, María Teresa asevera que “no es instinto, es repetición, como muchos otros mandatos”. En el transcurso de la entrevista, María Teresa explica qué relación tiene el arquetipo de la buena madre con la realidad que viven miles de mujeres en Nicaragua y el mundo. Nos expone cuál es el balance que hacen las feministas de las políticas públicas en materia de reproducción y de cuidados.

Les invitamos a escuchar y descargar esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas y conocer más sobre los principales aportes del feminismo en la deconstrucción del modelo arquetípico de la maternidad y en la defensa de la maternidad voluntaria.