En el mes de julio conmemoramos el derrocamiento de la dictadura somocista que por casi cinco décadas impuso un régimen de corrupción y represión a la sociedad nicaragüense. Como en años anteriores, Cuerpos Sin Vergüenzas dedicó su programación del mes a hablar de la participación de las mujeres tanto en la lucha contra la dictadura, como en la construcción de una revolución inspirada en los ideales por los que luchó Sandino.

Sin duda, nos faltó tiempo y recursos para dar a conocer tantas y tantas historias de mujeres que a pesar de los mandatos que las confinaban al orden privado, se dispusieron a luchar en todos los frentes primero para derrocar a la dictadura, después para la revolución.

En esta edición nos acompañaron Marissa Olivares y Patricia Lindo, dos mujeres que al igual que las nos han acompañado en los programas anteriores, jugaron un papel relevante en estos procesos sociales de enorme trascendencia para Nicaragua y Centroamérica.

Claroscuros de la revolución

Marissa Olivares estaba en quinto año de secundaria cuando comenzó a involucrarse en movimientos estudiantiles. Así inició su trabajo en acciones políticas en Monimbó. Con el tiempo se fueron sumando tareas militares, hasta llegar a la clandestinidad. Expresa que su motivación era su profunda molestia frente a la injusticia social y política vivida en Nicaragua, la acompañó el deseo por un país y una sociedad distinta.

Patricia Lindo

Patricia Lindo

Una de las experiencias que comparte es cuando integró un “comando de señoras” en Jinotepe, Carazo. Tenía 17 años en ese momento. Con ellas salía a hacer pintas contra la dictadura somocista. Uno de los momentos más difíciles fue ser encarcelada por la Guardia Somocista un primero de mayo de 1979, junto a otras compañeros y compañeros, “no sabía si iba a sobrevivir”, dijo.

El día de su liberación, con el triunfo de la revolución, conoció a Patricia Lindo, una de las amistades que cosechó y que conserva de su participación del proyecto revolucionario.

Marissa Olivares

Marissa Olivares

Patricia Lindo estaba en cuarto y quinto año de secundaria cuando desde su escuela religiosa en Chinandega, se le inculcó al alumnado, un compromiso social y sensibilización ante la realidad nacional. Fue en cuarto año de la universidad, estando en Managua, cuando comenzó a involucrarse en acciones políticas.

Para ella el 19 de julio de 1979 fue “la felicidad más grande el mundo”, por lo que representaba el sueño conquistado de una Nicaragua libre, soberana, e independiente y la alegría de ver gente que volvió viva. De los recuerdos más dolorosos que comparte Patricia, es el asesinato de un hermano y una hermana.

Marissa expone que su proceso de ruptura con el FSLN acabó con la denuncia de abuso sexual de Zoilamérica contra Daniel Ortega. Ella afirma que la revolución tuvo más sentido gracias al feminismo. Por su parte, Patricia comenta que la lealtad a un proyecto no puede convertirse en lealtad a un hombre, además, insta a que no olvidemos a las mujeres que murieron y que debemos “reconstruir nuestras historias, para compartir con las nuevas generaciones”.

Invitamos a que escuchen y descarguen esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas y conocer más sobre lo que nos dejó la revolución a las mujeres nicaragüenses y qué podemos hacer para honrar a las mujeres que nos precedieron en la lucha por la justicia y la igualdad.

 

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