EL AGUA ES UN DERECHO HUMANO DE TODAS Y TODOS

En esta edición de Cuerpos Sin vergüenzas conversamos con Elia Margarita Gutiérrez, responsable de relaciones institucionales de Ongawa, y con Clara Murguialday, consultora feminista que trabaja desde hace varios años en el tema de las mujeres y el agua.

Nicaragua un país con sed

El agua es un recurso estratégico para el desarrollo económico y social de Nicaragua, país que suma más de un centenar de fuentes hídricas entre ríos, lagos y lagunas. Sin embargo, las aguas superficiales del país están siendo contaminadas en gran medida por actividades humanas como la minería, el uso de agroquímicos e incluso desechos domésticos.

Según comenta Margarita Gutiérrez, el panorama actual del país arroja datos que estiman que solo “el 33 % de la población que habita en zonas rurales tiene acceso al servicio de agua potable”, lo que convierte a Nicaragua no solo en un país con limitaciones respecto al acceso del agua de calidad, sino que lo convierte en un país con sed.

margarita

Desde el año 2007, en Nicaragua se publicó la Ley General de Aguas Nacionales, Ley 620, donde se explica que es deber del Estado priorizar las aguas para el consumo humano. Margarita Gutiérrez explica que los pobladores, con el propósito de no esperar las resoluciones del Estado, se organizaron en los CAPS o Comités de Agua Potable y Saneamiento. Los CAPS se encargan de gestionar y tecnificar el acceso del agua potable a las comunidades rurales y legalmente constituidas se contabilizan 5, 800.

Brechas de género en el acceso al agua

“Todo el mundo sabe que el agua es asunto de mujeres”, destaca Clara Murguialday, quien nos comparte que la responsabilidad de buscar el agua para el hogar y darle un uso adecuado siempre ha sido de las mujeres.

Por otra parte, al introducir el sistema de agua potable a las comunidades rurales, las brechas de género en cuanto a su gestión se visibilizan más, incluso desde la formación de los CAPS, donde “las mujeres han estado muy ausentes de los cargos técnicos y tomas de decisión, lo que no les deja un panorama amigable”.

Clara

Para reducir esas brechas de desigualdad, se han desarrollado iniciativas conjuntas para la formación de escuelas de liderezas a través de la educación popular feminista. Estos procesos de formación buscan el empoderamiento político de las mujeres rurales, porque se ha determinado que “el (tema del) agua organiza a las mujeres mucho más que otros temas que las feministas estamos acostumbradas a manejar”, concluye Clara Murguialday.

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Un pensamiento en “¿Y si el río ya no suena?

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