Gladys libró todas las luchas: por la soberanía, por la justicia social, por los derechos laborales de la clase obrera, por la paz, por los derechos de las mujeres: de todas las mujeres. Pero siempre tuvo claro por la propia experiencia, que ser mujer y ser pobre constituyen dos caras inseparables de la dominación patriarcal y capitalista.

En Nicaragua no hay mucho que celebrar. Los embarazos en adolescentes, la violencia en el noviazgo, acoso callejero, femicidios, el derecho a decidir, las fobias hacia lesbianas, homosexuales, bisexuales y trans, la migración interna y externa, falta de acceso a la educación técnica y superior, son solo parte de las realidades a las que se enfrentan las y los jóvenes en el día a día.

La declaración política de las Jornadas Feministas Centroamericanas 2016, Cuerpos que desafían y construyen nuevas realidades.

El Programa Feminista La Corriente de Nicaragua fue la organización encargada de organizar este espacio de diálogo sobre la lucha contra la hegemonía patriarcal y capitalista. El debate feminista giró en torno a diversas estrategias para generar nuevas narrativas que desafíen la situación actual de las mujeres en Centroamérica.

Consideramos una necesidad urgente que los hombres cuestionen y rompan con sus privilegios socialmente legitimados, por ello con este proceso de reflexión en La Corriente nos propusimos avanzar en la comprensión de nuevas miradas y significados de las masculinidades, particularmente en las dimensiones de las identidades de género, la afectividad, el erotismo y la reproducción.

María Teresa Blandón indicó a los participantes que todas las falacias del amor romántico están fundamentadas en el poder patriarcal para marcar jerarquías y lamentablemente esto lleva a justificar todas las formas de violencia que los hombres ejercen sobre los cuerpos de las mujeres “por esto es que hay una vinculación entre el amor romántico y la violencia machista, porque a las mujeres se les ha enseñado que hay que aguantar violencia en nombre del amor”, expresó María Teresa.