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REGLAMENTO DE LA LEY 779 ES ILEGAL

El viernes 29 de agosto el Movimiento Feminista de Nicaragua realizó un foro nacional para conocer las implicaciones jurídicas del reglamento de la ley 779 (Ley integral contral la violencia hacia las mujeres), emitido mediante el decreto presidencial 42 – 4014. Diversas organizaciones feministas y de mujeres tuvieron la oportunidad de compartir sus reflexiones sobre el reglamento y aseguraron que representa un retroceso para los derechos de las mujeres.

6Wendy Flores, abogada del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) participó como panelista y explicó que “la ley 779, es una ley que introdujo muchísimos avances para crear nuevos tipos penales, por ejemplo el femicidio, lo que no se limitaba solamente al asesinato de mujeres dentro de la pareja sino también en el espacio público,  así también se crearon juzgados especializados en violencia mismos que fueron promovidos desde hace décadas por el movimiento de mujeres y feminista del país”.

Flores señaló que uno de los primeros retrocesos para el acceso a la justicia de las mujeres fue la aprobación de la ley 846 que reformó la ley en varios artículos, en particular el artículo 46, que prohibía la mediación en casos de violencia. La posterior aprobación del reglamento representa otro atraso, que según Flores tiene debilidades jurídicas importantes de mencionar.

Debilidades del reglamento de la ley 779

Una primera debilidad del reglamento es su contradicción con la Constitución Política de Nicaragua, que en el artículo 150 establece que el presidente está facultado para dictar decretos administrativos, no penales, como lo es el decreto 42 – 2014.

También el reglamento contradice la ley 779 puesto que trastoca el objeto de la ley, estableciendo la preservación de la familia como finalidad de la misma, cuando el verdadero objeto de esta ley es actuar contra la violencia hacia las mujeres y proteger sus derechos humanos. En este sentido, la contradicción es tal que el reglamento ni siquiera nombra la violencia y más bien se refiere a situaciones que se dan en las relaciones interpersonales.

Flores, señaló que la delimitación de la violencia al ámbito privado contradice a la Convención de Belem do Pará de eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Asimismo, quedan excluidos del reglamento el principio de concentración que asegura que los procesos judiciales se realicen ágilmente, así como el principio de publicidad que permite a las víctimas decidir decidir o no si las audiencias se hacen de forma pública o no.

Otra contradicción importante es que el reglamento modifica el principio de coordinación interinstitucional establecido en la ley 779, pues agrega a las concejerías familiares, lo cual impedirá que las víctimas denuncien desde el primer momento, se pondrá el tema de la violencia en manos de personas que no están capacitadas para abordar estas situaciones.

En relación al delito de femicidio, Wendy Flores señaló que se trastocó completamente el concepto de este tipo penal, puesto que el reglamento lo define como un delito cometido por hombres en el marco de las relaciones interpersonales, en cambio el artículo 9 de la ley 779 tiene un enfoque más amplio y completo.

Se agudizan los obstáculos para el acceso a la justicia

4Oralia Gonzáles, abogada del Colectivo de Mujeres de Matagalpa, explicó los dintintos momentos e instituciones implicadas en la ruta de acceso a la justicia para las mujeres en situaciones de violencia. En su presentación, Gonzáles dejó claros los diversos obstáculos que ya existen para que se cumpla con esta ruta “si de por si la ruta de acceso a la justicia es complicada, tras esta reforma ahora se complica mucho más que las mujeres denuncien la violencia” dijo.

Entre los obstáculos más comunes que comentó la abogada se encuentra la inexistencia de una instancia que dé seguimiento a las medidas precautelares, las investigaciones son débiles lo que provoca que se desestimen las acusaciones, existen una gran cantidad de órdenes de captura sin ejecutarse, no existen suficientes psicólogas que hagan las valoraciones a las víctimas, faltan fiscales en muchos municipios,  entre otros que también fueron expuestos por las participantes del foro.

González señaló que con el reglamento lo que se busca es descontinuar las denuncias, darle potestades al ministerio de la familia que no tiene en la ley 779, así como dar poder a líderes religiosos para que convenzan a las mujeres de que perdonen a los agresores.

Propuestas para seguir luchando contra la violencia hacia las mujeres

3Como parte de las propuestas surgidas en el foro, las participantes comentaron distintas acciones que será necesario impulsar desde las localidades hasta el nivel nacional, entre las cuales se destacan:

–        Seguir en una campaña constante de denuncia de las violaciones a la ley 779 y demandando su cumplimiento, a través de los medios de comunicación.

–        Reforzar los argumentos de las activistas y promotoras que les permitan defender la ley 779 delante de cualquier autoridad judicial y denunciar la ilegalidad del reglamento 42-2014.

–        Presentar recursos por inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia.

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Ni putas, ni prostitutas. Somos trabajadoras sexuales

historiasvidastrabajosexual-1A consecuencia de la doble moral instalada en nuestras sociedades por el patriarcado, las mujeres hemos sido divididas en decentes e indecentes a partir del uso que los hombres hacen de nuestros cuerpos. De tal forma, aquellas que han sido elegidas como esposas, estarían del lado de las buenas; y las “otras”, las que por distintas razones no asumen este rol, son clasificadas como mujeres de “mala vida”.

El Programa Feminista La Corriente que durante más de una década ha promovido acciones de reflexión e intercambio con mujeres jóvenes, adultas, afrodescendientes, indígenas, mestizas, lesbianas, bisexuales, transgéneras, campesinas, universitarias, tenía una deuda con las trabajadoras del sexo.

Estas historias nos convocan a oírlas en primera persona, conocer sus recorridos de vida, sus dilemas, sus opciones, sus balances de los costos y beneficios implicados en el trabajo sexual.

Sus relatos reclaman el reconocimiento del trabajo sexual como una opción posible para resolver necesidades básicas de ellas y sus hijos/as e incluso ampliar los horizontes del bienestar. Como cualquier mujer que se reconoce como ciudadana, ellas exigen respeto a sus decisiones y todos sus derechos.

Con la sinceridad y firmeza que las caracteriza, estas mujeres compartieron sus recorridos en el ejercicio del trabajo sexual; hablaron de los clientes y sus demandas, de tarifas, de los términos de negociación, de la prevención de enfermedades de transmisión sexual, de las estrategias para prevenir abusos por parte de los clientes, de la interacción con instituciones del Estado con una clara tendencia a la coerción.

También hablamos de Dios, de la doble moral en las iglesias, de la comunicación con las y los hijos, de cómo muchas familias -al igual que las historias de trans y lesbianas- se convierten en lugares de desamor y violencia. Y por supuesto, hablamos de la importancia de estar organizadas para construir lazos de solidaridad que les permitan hacerle frente a los estigmas y defender sus derechos.

Las trabajadoras sexuales tienen clara la diferencia entre el trabajo que realizan y la explotación sexual, y por eso mismo se han convertido en agentes principales de prevención que colaboran con las instituciones públicas.

Nos encontramos con mujeres valientes que desafían la doble moral de la sociedad, que se quebraron al contarnos experiencias de violencia y discriminación y, que sin embargo, están orgullosas de su fuerza, de sus habilidades, de su capacidad de sacar adelante a las hijas e hijos ofreciéndoles oportunidades que ellas mismas no tuvieron.

Indiana, María Elena, Vida Francis e Ymogene nos invitan a escuchar sus historias, historias de dolor, pero también de dignidad y solidaridad. Son capítulos de sus vidas que siguen abiertos, sin embargo no están dispuestas a que las recuerden como las “aventureras” de Lara, con primaveras marchitas, sino florecientes.

Descargar NI PUTAS, NI PROSTITUTAS. SOMOS TRABAJADORAS SEXUALES. 

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Esta campaña surge a partir de las experiencias y creencias sobre la sexualidad que expresaron las y los jóvenes en la investigación Vivencias Creencias y cambios en la sexualidad de jóvenes nicaragüenses.

A través de diversos medios se pretende promover los derechos sexuales y reproductivos en la juventud, a la vez que se quiere provocar reflexiones y críticas en torno al machismo, la violencia en las relaciones de pareja, la imposición de la maternidad, entre otros temas que pueden ver y escuchar en los siguientes materiales:

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También pueden escuchar las viñetas de esta campaña a continuación:

Macho yo

Maternidad

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